La certificación energética surge en el contexto de la mejora de las condiciones de confort y salud de los espacios interiores de los edificios.
El certificado energético es un documento que evalúa la eficiencia energética de un inmueble en una escala de A + (muy eficiente) a F (ineficiente), emitido por técnicos autorizados por la Agencia de Energía (ADENE) – organismo público que regula el Sistema de Certificación Energética del Edificio. (SCE). Contiene información sobre las características de consumo energético relacionadas con la climatización y el agua caliente sanitaria. Puede indicar medidas de mejora para reducir el consumo, lo que se traduce en un impacto positivo, es decir, en el alivio presupuestario mensual al reducir el gasto energético.
El certificado energético es obligatorio para edificios nuevos y antiguos desde el momento en que son puestos en el mercado para la venta o alquiler, por los propietarios o agentes inmobiliarios. El documento debe ser presentado en el momento de la firma del contrato de compraventa o alquiler, por propietarios o agentes inmobiliarios, dando fe de la información inicialmente divulgada sobre la clase energética a la que pertenece el inmueble. También los edificios que sean objeto de intervenciones cuyo presupuesto supere el 25% del valor de la construcción existente están obligados a solicitar la emisión del certificado energético.
Opcional:
La clasificación energética se determina en función de varios factores, como la ubicación del inmueble, el año de construcción, el uso del edificio y la constitución de su entorno (paredes, techos, suelos y acristalamientos). Los equipos asociados a la climatización (ventilación, calefacción y refrigeración) y la producción de agua caliente sanitaria también influyen en el rendimiento energético y, por tanto, en la clase energética asignada al edificio.